EL PRIMER AUTOMÓVIL EN MONTERREY





Por José P. Saldaña (1891-1992)

"A mediados de 1906 se extendió la noticia de que el Gerente de la Compañía de Luz y Fuerza Motriz había recibido un automóvil. Se desconocía como sería un vehículo que pudiese caminar sin ser estirado por caballos o mulas.Cuando la curiosidad había agotado la imaginación se dio noticia de que el Ing. Emilio Dysterud haría una exhibición en la Alameda “Porfirio Díaz”.
Un domingo alegre, despejado, en la esquina sureste de la Alameda, había sido colocado el aparato, cubierto con una manta. La gente empezó a llegar con gran curiosidad. Rodeaban el automóvil en espera de la llegada del piloto; pasadas las nueve de la mañana, llegó. Era un hombre alto, fornido, con pantalón ajustado, botas de cuero, chaqueta del mismo material, sombrero de lámina abombado, guantes de gamuza, anteojos oscuros…

Los ayudantes quitaron la manta y apareció una especie de coche cabriolé, de dos asientos, con cuatro ruedas de más de un metro de diámetro, con rayos de acero y los asientos a más de metro y medio de altura. Revisa el piloto —con cierto aire de suficiencia— el coche y alcanza el estribo de un salto y se coloca en el lugar de mando. Entre tanto, su ayudante se instala al frente del aparato y, a una orden del piloto, mueve rápidamente una especie de cigüeñal, trepida el coche y hay un estruendo del escape, similar al estallido de una bomba. La gente que rodeaba el auto, retrocede violentamente, pensando en lo peor.

Pasan escasamente dos minutos y el Sr. Dysterud, con la frente erguida, sereno, acciona algunos botones y el automóvil inicia su marcha resoplando estrepitosamente. La gente que había vuelto a acercarse comienza a aplaudir y a lanzar vivas. Se había comprobado que un coche podía caminar sin necesidad de caballos. Mientras tanto, el coche dio la vuelta a la Alameda y regresó al punto de partida. El piloto, de pie, agradecía las manifestaciones de entusiasmo."





Tomado de: “Y que hicimos...Monterrey en el siglo XX”, José P. Saldaña, Producciones al Voleo-El Troquel S.A, 1988.


***La imagen es ilustrativa.

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