EL SEÑOR DE LA EXPIRACIÓN ( GUADALUPE, NUEVO LEÓN)


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Señor de la Expiración de Guadalupe, Nuevo León
Foto:: Adrián Cruz Martínez 


Por Mtra. Lilia E. Villanueva de Cavazos ( 1924-2008)



La tradición religiosa en Nuevo León establece comunidad de origen para tres Cristos veneradísimos en el noreste: el de la Capilla, de Saltillo, el de Tlaxcala, de Bustamante y el de la Expiración, de Guadalupe. La piedad popular asegura que “los tres Cristos son hermanitos”.

Las fiestas titulares de los tres Cristos coinciden, con excepción del de Guadalupe con tres día de diferencia. Los dos primeros son festejados el 6 de agosto, el de la Expiración el día 9.

Sin precisar la procedencia, se afirma que venían en tres grandes cajas, formando parte del cargamento de una recua numerosa y que, en algún lugar del camino se separaron para llegar al sitio en que actualmente son venerados.

La historia, sin embargo, se ha encargado de dilucidar el origen de los dos primeros. El historiador Vito Alessio Robles, siguiendo los datos que consigna el padre Lucas de las Casas en la Novena del Cristo de la Capilla, en su edición de 1722, asienta que esta imagen fue traída a la capital de Coahuila en 1608, habiéndola adquirido Santos Rojo en la Feria de Jalapa.

Por lo que hace al Señor de Tlaxcala, existe el contrato celebrado entre la india Ana María y el pueblo de Tlaxcala, en 1715, para cederles el Cristo que habían traído ella y Bernabé, su marido, al entrar a poblar en el Real de las Sabinas en 1688.

Sólo el origen del Señor de la Expiración no ha sido precisado y pertenece a la leyenda. La versión transmitida a través de las generaciones asegura que una mula – otra versión dice que un asno – cargada de una enorme caja llegó a la primitiva capilla del pueblo de Guadalupe. Con el hocico hizo sonar la campana. Españoles e indios acudieron y, al no encontrar rastro alguno del dueño de la bestia la despojaron de la caja, la abrieron y se dieron cuenta de que contenía la devota imagen del Señor Crucificado. La introdujeron a la capilla y al salir, vieron a la bestia, muerta junto a la puerta, donde la sepultaron.

Desde entonces, sin precisarse año alguno pero sí desde los primeros de la fundación del pueblo, celebraron su fiesta anual con función religiosa y con feria en la plaza. Anualmente también ha sido sacada la imagen en procesión por las calles del lugar, concentrando a una enorme muchedumbre de devotos.


Es fama que “cuando no quiere salir” del templo, la imagen “se hace pesada” y ni el mayor número de integrantes de la Hermandad del Señor logra levantarlo. Es fama también que en tiempos de sequía era llevado a Monterrey a solicitud del Ayuntamiento de la Ciudad o por el Gobierno de Nuevo León, a fin de implorar la lluvia, que nunca se hizo esperar. Como tampoco se llegó al templo después de la procesión, sin haberse mojado los asistentes por el aguacero.

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