Construcción del Obispado


Por Mtro. Israel Cavazos Garza (1923-2016)




En junio de 1787 la ciudad cedió al obispo fray Rafael José Verger la loma de Chepevera, a fin de construir una finca de retiro. La obra fue realizada con tal rapidez que un año más tarde estaba concluida.

La loma, llamada así porque en sus aledaños estuvieron las labores de José Vera, fue conocida a partir de entonces como: loma del Obispado. El edificio se llamó: Palacio de Nuestra Señora de Guadalupe y en él murió el prelado el 5 de junio de 1790.

Convertido en cuartel en 1816, sirvió durante más de un siglo como baluarte en numerosos episodios de nuestra historia. En la guerra con los Estados Unidos, en 1846, estuvo defendido por Francisco Berrea hasta su caída en poder del ejército sitiador el 22 de septiembre.

El histórico que en 1859 pasó a ser propiedad federal, ha sido testigo del paso del presidente Juárez en 1864 y del de las tropas imperialistas durante la Intervención francesa. Fue también escenario de la violencia de la Revolución de la Noria, en 1872, y de la de Tuxtepec, cuatro años más tarde. En los días de la Revolución Constitucionalista, en 1913, estuvo defendido por las fuerzas federales de Adolfo Berri. En sus viejos muros se advierte la huella de la metralla.


Destruido en su casi totalidad, fue restaurado por el Arq. Joaquín A. Mora, durante el gobierno de Raúl Rangel Frías. Este mismo gobernante auspició la apertura del Museo Regional de Nuevo León, inaugurado el 20 de septiembre de 1956. Balcón obligado para verla ciudad y para la visita a su valioso museo, es el Obispado uno de los edificios más importantes e históricos de Monterrey.

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