EL DR. CONRADO ZUCKERMANN EN MONTERREY



Por Adrián Cruz Martínez

En el que sería su cuarto viaje a los Estados Unidos, el Dr. Conrado Zuckermann Duarte hizo una escala en la ciudad de Monterrey, Nuevo León. Era entonces ya un médico reconocido como maestro de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional de México pero principalmente por su trabajos pioneros en cancerología y publicados en la Revista Mexicana de Cirugía, Ginecología y Cáncer, de la que fue fundador.

Para el Dr. Zuckermann, quien nació en Mérida, Yucatán el 7 de noviembre de 1900 y llevaba 13 años impartiendo materias como patología quirúrgica, terapia quirúrgica y clínica de cancerología, el viajar era importante para un médico porque decía “viajando descansa, observa y medita; se renueva su espíritu y retorna mejor en bondad, fuerte en recursos, deseoso de lucha, para ser nuevamente el obrero activo, valiente y denodado”.

Durante este viaje hizo notas diarias, notas que fueron publicadas en 1938 en un libro titulado “Viaje de un cirujano” y que inician en la capital nuevoleonesa. Vale la pena transcribir este primer capítulo de quién sería más tarde director fundador del Instituto Nacional de Cancerología (1946), presidente de la Asociación Mexicana de Ginecología y Obstetricia de 1947 a 1949 , además de presidente de la Academia Mexicana de Cirugía (1960) :

“MONTERREY

Refleja en todos sus actos su espíritu progresista. Sus médicos son activos y con alama noble y voluntad vigorosa para encararse a los problemas sociales del trabajo médico. 

El Hospital Muguerza es una demostración clara de esta actividad fructífera. Fundado con capital particular, que sí ha sabido corresponder al papel que debe tener el dinero en nuestro medio, es una verdadera institución. Su edificio consta de seis pisos. En el piso de abajo se encuentra el comedor de empleados, los dormitorios de enfermeras, el laboratorio de exámenes clínicos, etc.

En el primer piso, las oficinas y el departamento de farmacia. En el segundo, la central de distribución de curaciones, la ropería, salas generales de enfermos y algunos cuartos particulares. En el tercero, cuartos aislados para enfermos. En el cuarto existe el departamento de operaciones, el de obstetricia y el de fisioterapia, con sus secciones de radiodiagnóstico, radioterapia profunda, ultravioletas, diatermia y una sección especial para aparatos enyesados. El quinto es el de cuartos para maternidad y la sala de niños.

El cupo del Hospital Muguerza es de cien enfermos, correspondiendo, con gran frecuencia, veinte a maternidad, diez a medicina, veinte a especialidades y cincuenta a cirugía general y ginecología. El director del Hospital Muguerza es el doctor José G. Martínez, médico de gran cultura, dedicado a la obstetricia y a la ginecología y que cuenta con el afecto y el respeto de todos los compañeros que trabajan en el Muguerza.

Saludé al gran cirujano doctor Francisco L. Rocha, la “tranca” que evita que muchos enfermos pasen a operarse a los Estados Unidos. Es un hábil operador y un magnífico clínico. Pasamos visita. Nos muestra casos muy interesantes: úlceras del duodenos, colecistitis, esplenomegalia, prolapsos genitales y, sobre todo, un caso de cáncer de la vejiga “toreado” en forma estupenda. ¡Qué faena tan peligrosa! Primero, talla vesical para canalizar y curieterapia regional. Segundo, anastomosis del uréter izquierdo a la ese ilíaca. Tercero, ureterocoloanastomosis derecha. Cuarto, cistectomía y prostatectomía suprapúbicas. Vimos al enfermo en convalecencia. La tolerancia a la doble anastomosis ureterointestinal era correcta.

Dos días después de nuestra salida, iba el doctor Rocha a efectuar esplenectomía por neoplasma. Lamentamos sinceramente no poder esperarnos. El departamento de fisioterapia está a cargo del doctor Mariano G. Somonte, radiólogo de una gran competencia, quien dirige la revista médica del hospital con gran acierto. Además, efectúa la campaña anticancerosa del norte de la República, con verdadero sentido de la realidad.

Observamos el departamento de radiodiagnóstico, el de radioterapia profunda, el de radioterapia media, el de radioterapia superficial, el de ultravioletas, diatermia, etc. En fin, una verdadera unidad fisioterápica.

El departamento de obstetricia es un modelo: dos salas de atención de partos, con su central de asepsia y antisepsia. El cuarto de niños, con su incubadora y salas de aseos, muy bien presentado y adaptado para los recién nacidos.

Se tiene especial cuidado en el departamento de estadística, llevando la documentación de cada enfermo, detalladamente. A propósito de esto, es de señalarse que encontramos en el estupendo Muguerza, cierta reticencia para proporcionar al médico los esqueletos de la documentación. ¿Serán secretos de organización?

La buena organización de todos los hospitales de la República requiere que cada uno de ellos dé a conocer la forma como lleva a cabo su estadística, para poder uniformar los métodos de registro.

Además del director médico, el hospital cuenta con dos médicos internos, uno de los cuales es médico general y efectúa labor clínica y atención inmediata en casos urgentes, hasta que el enfermo señale al médico que desea. El otro interno es un médico anestesista, el doctor Rodolfo L. Rodríguez, profesionista joven, lleno de entusiasmo y bien preparado, con estudios de postgraduado en México y en Estados Unidos. Nos informa que emplean mucho la raquia, el ciclopropano, el protóxido de ázoe, las asociaciones ciclopropano-avertina, ciclopropano-éter; poco el balsoformo y casi nunca el cloroformo. En algunas pequeñas operaciones han empleado el evipán sódico intravenoso.

Los cirujanos que más trabajan en el hospital con los doctores Rocha, Ángel Martínez Villarreal, José G. Martínez, Manuel V. Elizondo, White, Serapio Muraira, Rodolfo Rangel, Apolonio Martínez etc.

Varios con los especialistas de otras ramas de la medicina que trabajan en el Muguerza, habiendo tenido el gusto de saludar personalmente al doctor Procopio González Garza, especialista en ojos, oídos, nariz y garganta, de gran experiencia y reconocido prestigio.

Entre los especialistas en Pediatría, conocimos al doctor Enrique V. Santos, médico de gran clientela, que ya “solo ve niños” y que es profesor de Pediatría y de Fisiopatología en la Facultad de Medicina. Nos dio a conocer este competente pediatra sus notables trabajos sobre el tratamiento de las adenopatías traqueobrónquicas con síndrome asmatiforme, por medio de la diatermia.

La Facultad de Medicina de Monterrey tiene un programa de estudios muy parecido al de la Facultad de México. Su director es el prestigiado maestro doctor Eusebio Guajardo. Como dato actual, anotaremos que existe un departamento de Higiene y Medicina del Trabajo, a cargo del doctor José Aseff Sarabillon, que estudia los diversos problema de la medicina clínica y de la medicina legal de las enfermedades del trabajador, haciéndose peritajes a los obrero que lo solicitan.

Como ejemplo de servicio social, anotaremos que se ha fundado el Centro Médico de la Sección 67 del Sindicato Minero de la República, atendiéndose más de doce mil familias de trabajadores por los señores doctores Telesforo Chapa, Enrique C. Livas, Germán Almanza, Cesáreo Sader Matar, Armando Olivares, etc.

Además, se ha fundado el Consultorio Gratuito del Sindicato Neoleonés de Médico Cirujanos, para atender a pacientes indigentes; caridad bien entendida, hecha por los verdaderos benefactores, sin manos intermediarias.

Asimismo se está organizando por el doctor José G. Martínez el puesto central de socorros de la Cruz Roja, cuyo valor en casos de urgencia y traumatología será enorme.

En cirugía estética y en transfusión de sangre, son muy interesantes los trabajos del doctor Martínez Villarreal, profesor de operaciones en la Facultad, cuya habilidad quirúrgica es bien reconocida.
Las muestras de actividad de los médicos de Monterrey, siguen y seguirán: los anima un deseo muy loable de mejoramiento individual y colectivo.“

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