ALTAR DE MUERTOS: ISRAEL CAVAZOS GARZA (1923-2016)
Por Adrián Cruz
Martínez
El Mtro. Israel era como se dice
coloquialmente de “buen diente” , iniciaba sus actividades muy temprano, 4:30
de la mañana, después de una pequeña oración descendía por la escalera
principal de su casa y se persignaba frente a una imagen de la virgen de la
Asunción, pintada por su padre; un "Lléname de ti, Señor" al
descender los últimos escalones.
En una pequeña mesa de la cocina
desayunaba a las 5 -5:30 .Celia, quien lo asistía y a quien quería como parte
de su familia le preparaba el desayuno, que consistía usualmente en jugo de
naranja, fruta picada ( papaya y plátano) con un poco de miel y un chocolate de
marqueta preparado con molinillo acompañado de un par de galletas.
Terminado el desayuno leía los
periódicos y recortaba de ellos lo que le parecía importante para su colección
hemerográfica.
Todos los jueves acompañado del
Maestro Carlos González Rodríguez , el Lic. Hernando Castillo y los últimos
meses de vida con un servidor (cuando me permitían mis actividades) desayunaba
a las 9 de la mañana en el Casino Monterrey, invariablemente eran huevos
estrellados, con la indicación de que el ribete no estuviera quemado, frijoles
y una rebanada de pan tostado, acompañados de un café o un jugo de naranja.
Siempre un postre después de cada
comida, galletas de chocolate o un dulce que conocemos como ate o un volcán o
concha, aunque solo le quitara el azúcar, al igual que un pequeño vaso de agua,
“con un chorrito de agua fría”, como él decía.
Para la comida, 1 o 1:30 pm a más
tardar, gustaba de arroz, nopales, picadillo o fideo con pollo, no era nada exigente.
Recuerdo los últimos días previos a su muerte, había comido poco, el viernes 4
de noviembre de 2016, casi a la fuerza comió un poco de gelatina y dio unos
pequeños sorbos al té que le había llevado la enfermera, en tono de broma, el
cual no perdió nunca, nos volteó a ver y dijo: “Yo lo que quiero comer son unos
chicharrones con huevo”.
Entre comida y comida una siesta
de media hora, solía decirme que era importante descansar, tras ella recuperaba
fuerzas para seguir trabajando o para ir a la plaza principal de Guadalupe,
donde se le podía encontrar de 5 a 7 pm.
Tamales de frijol siempre en el
refrigerador, podía comerlos en el desayuno, comida o cena .En la cena
calentaba 2 , los freía con un poco de aceite de oliva, como lo hacía Doña
Lilia, su esposa, o un cereal con leche y plátano; esto a las 7 o 7:30, para
después esperar las llamadas de sus hijos Lily y Gabriel e ir a dormir
puntualmente a las 8:30 pm.
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