MUERTE DE PORFIRIO DÍAZ
2 de julio de 1915: Don Porfirio Díaz , de 84 años de edad muere en París, Francia.
“…A media mañana del 2 de julio la palabra se le fue acabando
y el pensamiento haciéndosele más y más incoherente. Parecía decir algo de la
Noria, de Oaxaca. Hablaba de su madre: “Mi madre me espera.” El nombre de
Nicolasa lo repetía una y otra vez. A las dos de la tarde ya no pudo hablar.
Era una como parálisis de la lengua y de los músculos de la boca. A señas, con
la intención de la mirada, procuraba hacerse entender. Se dirigía casi
exclusivamente a Carmelita. “¿Cómo?” “¿Qué decía?” “¡Ah, sí: la Noria!”
“¿Oaxaca?” “Sí, sí: Oaxaca; que allá quería ir a morir y a descansar.”
Se complació oyendo hablar de México: hizo que le dijeran que
pronto se arreglarían allá todas las cosas, que todo iría bien. Poco a poco,
hundiéndose en sí mismo, se iba quedando inmóvil. Todavía pudo, a señas, dar a
entender que se le entumecía el cuerpo, que le dolía la cabeza. Estuvo un rato
con los ojos entreabiertos e inexpresivos conforme la vida se le apagaba.
Perdió el conocimiento a las seis. Por la ventana entraba el
sol, cuyos tonos crepusculares doraban afuera las copas de los castaños: los
rayos, oblicuos, encendían los brazos y el asiento de la silla y casi
atravesaban la estancia. Era el sol cálido de julio; pero él, vivo aún, tenía
ya toda la frialdad de la muerte. Carmelita le acariciaba la cabeza y las
manos; se le sentían heladas.
A las seis y media expiró, mientras a su lado el sol lo
inundaba todo en luz. No había muerto en Oaxaca, pero sí entre los suyos.
Rodeaban su cama Carmelita, Porfirito, Lorenzo, Luisa, Sofía, María Luisa,
Pepe, Fernando González y los nietos mayores.
Se llenó la casa con funcionarios de la República Francesa y
con delegados de la ciudad de París. Vino el jefe del cuarto militar del
presidente Poincaré; se presentó el general Niox, que había recibido a don
Porfirio a su llegada a Francia y le había puesto en las manos la espada de
Napoleón; desfilaron comisiones de los ex combatientes. Acababa de morir algo más
que una persona ilustre: el pueblo de Francia rendía homenaje al hombre que por
treinta años había gobernado a otro pueblo; el ejército francés traía un saludo
para el soldado que medio siglo antes había sabido combatirlo. Pero eso era el
valor oficial: el duelo íntimo quedaba reservado para el país remoto y
presente. Porque lo más de la colonia mexicana de París acudió en el acto
trayendo su reverencia, y otros hijos de México, al conocer la noticia,
llegaron desde Londres, desde España, desde Italia.
Quiso Carmelita que se hicieran honras fúnebres. El servicio
religioso, a la vez solemne y modesto, se celebró en Saint-Honoré l'Eylau, y
allí quedó depositado el cadáver en espera de su tumba definitiva. Año y medio
después se sacaron los despojos para llevarlos al cementerio de Montparnasse.
El sepulcro es una capilla pequeña, en cuyo interior, sobre una losa a modo de
ara, se ve una urna de cristal que contiene un puño de tierra de Oaxaca. Por
fuera, en lo alto, hay inscrita un águila mexicana, y debajo del águila un
nombre compuesto de dos palabras….”
Fragmento de Muertes Históricas : Tránsito sereno de Porfirio Díaz por Martín Luis Guzmán
Fragmento de Muertes Históricas : Tránsito sereno de Porfirio Díaz por Martín Luis Guzmán
Sin duda de llamar la atención , alguien que gobernó un país remoto por muchos años se le hiciera tal homenaje en una potencia extranjera; esta potencia extranjera fué combatida por el aludido en dicha tierra que gobernaría con mano dura; lo paradójico la persona más joven que lo derrocó , moriría violentamente un año antes que él ....eso si que es Destino.
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