POR LOS VALIENTES DE APODACA


Por Adrián Cruz Martínez



El siglo XIX fue de múltiples tribulaciones para Nuevo León, de entre los males que aquejaban al estado se encontraban las incursiones de los indios bárbaros , ya fueran comanches, lipanes u otros, la constante eran los asesinatos, robos, raptos e incendios de poblaciones.
Los habitantes de aquellos años sin duda vivían en la zozobra, temerosos con fusil en mano solía vérseles en su persecución. Personajes de la talla de Juan Zuazua, José Silvestre Aramberri y Mariano Escobedo se forjarían militarmente en la lucha contra los bárbaros .
Por centenares pueden contarse los reportes o informes sobre estos ataques, uno de ellos fue el emitido el 13 de enero de 1854 por Francisco Elizondo a la comisaría municipal de San Francisco de Apodaca a cargo de Marcelino Guajardo :
“Como a las dos de la tarde de hoy logramos alcanzar una partida de diez u once indios en el Alto del Amargosal con muchos rabeates de caballos, y luego que los alcanzamos tuvimos acción con dicha partida, y habiéndose cortado tres de estos se logró matar a uno, otro se fue herido de un balazo en las espaldas y una acuchillada en la cabeza que se vio bien, y el otro se fue sin novedad”
El gobernador, el General Pedro de Ampudia felicitó al Sr.Elizondo, así como a la corta partida de hombres que lo acompañaba y dio “las más expresivas gracias por su buen comportamiento digno por cierto de ser imitado”.
Elizondo recibiría del estado por el triunfo obtenido, 27 paradas de cartuchos y 6 pesos para el socorro de los vecinos, así como 5 hombres para integrarlos a su fuerza.
Sin embargo, el estímulo más grande para aquellos hombres, por orden del gobernador Ampudia, sería que la cabellera del indio muerto fuera colocada en la plaza principal del hoy municipio de Apodaca, a la vista del público con el letrero : “POR LOS VALIENTES DE APODACA”

Comentarios

Entradas populares de este blog

EPÍSTOLA DE MELCHOR OCAMPO (23 DE JULIO DE 1859)

LEYENDA : ¡SE LO TRAGO LA TIERRA!

Historia del Escudo de Nuevo León